Los pobres y descerebrados zombis salen de sus tumbas y deambulan por el mundo. Solos no pueden llegar a la casa y con ello a los cerebros frescos y sanos. Sin tu ayuda se mueren de hambre, ya que su increíble estupidez les imposibilita encontrar el camino adecuado. Ayúdales, por ejemplo, con cavar un túnel, construir unas escaleras o escalar por encima de los obstáculos.