Su silla presidencial está listo. Tome asiento, póngase cómodo, y empezar a gobernar. Aprobar proyectos de ley, lanzar reformas, tomar parte en las conversaciones internacionales, el crecimiento de su deuda nacional, y no se olvide de cuidar de sus propios intereses. En tiro, hacer todo lo que un verdadero dictador debía hacer.
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