Es noche. Estás conduciendo tu coche sobre una calle oscura y desolada. Detrás del volante, estás cansado y solo, consumido por el silencio de la oscuridad y los bosques desolados. El único fuente de luz, aparte de los faros son los rayos de una tormenta anticipada. Los árboles, con cada destello, crean sombras ominas vistas sobre la carretera de enfrente, tan impresionantes.